Vino, vio, venció y se fue
CUANDO Julio César, general romano, se impuso en la batalla de Zela. envió al Senado la famosa frase “Veni, vidi, vici”, o sea “vine, vi y vencí”. No con la misma rapidez que el César, pero Julián Calero logró lo imposible. Con un equipo hundido en lo más profundo de la clasificación y con escasas esperanzas de salvación, logró la proeza.
Vino, vio, venció y se fue Se puede decir que el de Parla, llegó, vio y venció… pero se marchó. No obstante, la estela que deja, será difícil de olvidar, ni la suma récord de 36 puntos y lograr la permanencia, a tres jornadas del final.
Ningún entrenador que ha pasado por elCartagonova ha tenido tantas muestras de cariño, por parte de la afición. Su discurso, siempre positivo, caló en los jugadores, que, a su vez, lo transmitieron a la grada. Y desde la primera victoria de la segunda vuelta contra el Villarreal B, empezó a fraguarse la posibilidad del “sí se puede”. Que ya no se abandonó hasta que la salvación estuvo consumada y entonces se acuñó el “Calero quédate”.
Ni que decir tiene, que la heroicidad realizada, no iba a a pasar desapercibida por los clubes más poderosos y con mayor ambición. Y el Levante lo es, no nos engañemos. Es un candidato al ascenso.
Ello no implica que no hubiera una oferta de Paco y Manolo; pero ante tal competencia era imposible luchar. Para un entrenador modesto y ya metido en los 50, las oportunidades no pasan todos los días y lo cierto es que se lo ha merecido.No queda más remedio que felicitarlo y desearle suerte (menos ante el Efesé) en su nueva aven tura, que tampoco será un camino de rosas, con los lobos que esta temporada pululan por la categoría.