LA vuelta, ocho años después, del Efesé a la LFP no se puede decir que haya sido tranquila, a pesar de que los albinegros se presenten con los deberes hechos a la última jornada y que su última salida no llevara aparejado el tinte de dramatismo que se presuponía con el transcurrir de la competición. Pocos hubieran podido vaticinar un desenlace similar.

Las tres jornadas de transición con Aguilar suponen un punto y el desplome hacia los puestos de descensos, rozando el farolillo rojo. Era el momento de tomar decisiones valientes, con el riesgo que conlleva. Belmonte y Breis plantean una huida hacia delante. Firman a un técnico capaz y con visión optimista. Hacen limpieza en la plantilla. Se dan 10 bajas y llegan jugadores con cartel en el pasado, aunque con escasos minutos en la presente temporada.
Poco menos que estaban en el paro. Añádase las lesiones de Cristian López y las largas ausencias de Gallar. Un calendario terrible en el tramo final (Espanyol, Almería y Girona) y partidos de rompe y rasga, con todos los rivales directos. Al final todo salió bien y muchos justifican el éxito, con que la plantilla no es la misma del principio.
Eso es verdad, no es la misma. Pero quién garantizaba, que el mercado de invierno, con nueve incorporaciones, sería un éxito. Qué fácil es, decir que es toro, cuando le has visto los huevos. Ni pensar quiero, las críticas que habrían llovido si hubiera salido mal. Bien está lo que bien acaba, y, ahora a pensar (con tiempo) en el Efesé 21-22.

Gaceta Cartagonova 441
5942 Descargas