- Esperaba más. Creo que el ruido ha sido mayor y que las nueces no han caído del árbol. Las últimas llegadas, que llegaban envueltas en un halo expectante de sorpresa, han sorprendido a pocos. Se esperaban frutas de Primera y han llegado figurantes de Plata que llenan más el fondo de armario que la despensa necesaria. Exceptuando a Aguza, un jugador que ha sumado poco más de dos mil minutos en las dos últimas campañas, el resto pueden ser figurantes. Esperemos que cuando se abra la caja de bombones nos podamos sorprender. Ya lo decía la madre de Forrest Gump…
- Gallar y un sueño. Porque fue un sueño que llegara el catalán. Este ha sido el verdadero fichaje de campanillas de los albinegros, un jugador emocional, que necesita el afecto para crecer sobre el campo. En apenas un partido ha dejado detalles culturalistas, aquellos que enardecían a la grada cazurra en León, aquellos que fueron claves para dar un ascenso a la Cultural cuando nadie la esperaba. Sobre él debería cimentar el sentimiento cartagenerista su apego a la categoría.
- Elady porque sí. Porque es clave en el equipo. Porque siente más el club que muchos que hacen gala de sentimentalismo albinegro. Porque ha callado bocas (más bien, boca) en apenas un partido como titular. Porque se ha mostrado indispensable. Porque no se rindió cuando era lo fácil. Porque le han puesto zancadillas y no ha caído. Porque debería ser, en tan poco tiempo, parte del escudo y porque reivindica el trabajo de los castigados sin postre, ya fuera del plantel. Porque sus lágrimas son las de todos los que han sufrido estos años en el desierto de 2B. Porque pronto habrá una corriente que dirá que el eladysmo existió, y, es más, yo soy seguidor acérrimo.
- Funambulismo atrevido. Lo del equipo en los últimos veinte minutos ante el Lugo fue un ejercicio circense. Es increíble asistir a una caída tan mortal -sin sangre final- como la que sucedió el domingo. La falta de acierto de los gallegos fue clave para no ser rascados puntos con rumbo punto a Galicia porque, pese a ganar sufriendo -que es algo que mola mucho-, hubo momentos en los que el partido se hizo más largo de lo deseado. La justicia no existió para los lucenses y la injusticia nunca fue tan celebrada en Cartagena. Los puntos, a la zamarra, pero las sensaciones hay que trabajarlas mucho más.
- Tres puntos y detalles. El equipo mostró cositas, pocas, pero le bastaron para sumar en una noche donde el atrevimiento de la primera mitad no encontró acomodo en la segunda. Dos ocasiones claras y sin desperdicio. Poco más se puede pedir a un equipo novato en historia reciente en la categoría pero con bagaje personal de jugadores para mucho más. Sorprendió la ausencia figurada de Rubén Castro. Apenas apareció y tampoco el equipo le buscó. Y Carrasquilla se sintió como lo que es jugando en su puesto, sin los inventos anteriores de un técnico que, a veces, se obceca en lo innecesario cuando está todo inventado.
- Las bajas y el límite salarial. Se dice que los jugadores despedidos han hecho más por el club que el club por ellos durante el último mes. Se dice. Y cuando se dice, es como el río, agua lleva. Se comenta que recibirán su finiquito en varios plazos lo que ayudaría a que el cómputo del límite salarial pueda saltar al próximo curso y ayude a los presupuestos del club evitando problemas con ese límite que, a veces, aprieta más que ahoga. Recordad los problemas del Extremadura el curso anterior no permitiendo a algunos jugadores tener ficha hasta pasadas unas semanas.