- Borja está perdido. No encuentra salida en el laberinto en el que se ha metido y en el que ha acomodado a su equipo. Muchas preguntas y respuestas etéreas, perdidas, como buscando un rumbo que desconoce él mismo. Se diría que a los suyos ni se les ve ni se les espera, y es por falta de estímulo desde el banco que obligue a una respuesta.
- El espejismo duele por las consecuencias. Porque son muchas. La afición se creció en la primera parte por aguantar a un Espanyol que, en esa primera mitad, apenas forzó la máquina. Buscó descanso en las expectativas crecidas, hasta ese momento, de unos albinegros que se pensaban indómitos ante unos dóciles periquitos. Y el gol de Elady les hizo sacar pecho, tanto como el que sacaron los del Espanyol para despertar y demostrar el porqué de su clasificación.
- Fue triste la desbandada emocional. Que te remonten duele, que no haya actitud para mostrarse, mucho más. La evidencia fue el penalti -que no fue-. Apenas protestas, no se comieron al colegiado, mostraron una sensación de desamparo con el fútbol de los que duele a la grada, a una grada que, hay que recordar, pagaron su abono sin poder asistir y acaban viendo el partido por la tele -y también pagan por ello-.
- Eladysmo, como de costumbre. Como siempre. Como debe. Como al jienense le gusta porque, a amor propio no le llega nadie a la suela de los zapatos. Es el sino de un jugador en continuo debate consigo mismo, con una superación que enardece al que más duda. Y sigo preguntándome si alguna vez dará la cara y se explicará el que dudó de su presencia en el equipo, que cada vez tengo más claro que Borja Jiménez no sería. Como tampoco sería el abulense el que dudó de José Ángel. A este ritmo, Elady acaba superando los diez goles y diciendo adiós en junio hacia un equipo en el que nadie dude de él.
- Los números, da igual 1 de 18 que 4 de 24. Me quedo con la última, por eso de sumar más puntos, pero hace daño a la vista asistir a este deterioro con una apatía de quien decide como quien asiste a un matinal de vermut en la plaza mayor a la vista de todos.
- Y el calendario, crucial, pero benévolo. Porque se miden a cinco rivales de los que cuatro de ellos están por debajo en la tabla, rivales directos que, de sumar, darían un subidón a un equipo moribundo en actitud. Sumar 10 puntos tranquilizaría los ánimos de un equipo necesitado de… todo.
- Y enero, a la vuelta de la esquina. Y habrá que tirar de cartera sin caer en el error del mercado de verano donde se dieron bajas tarde -afectando al límite salarial- y firmando poca sustancia para 2ªA. Y no digo nombres, pero cualquier DD sabe que el equipo necesita, como poco, siete u ocho refuerzos.