Alumnos de CAFD aprenden deportes náuticos a bordo del ‘Else’ 

Alumnos de CAFD aprenden deportes náuticos a bordo del ‘Else’ 

Alumnos de CAFD aprenden deportes náuticos a bordo del ‘Else’ 

La embarcación de la Asociación de Naturalistas del Sureste (ANSE) es un aula excepcional donde estudiantes de segundo curso de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la UCAM en Cartagena descubren los secretos de la vela 

El Mediterráneo y el puerto de Cartagena sirven de escenario de prácticas para los alumnos de la Facultad de Deportes del Campus de la UCAM de Cartagena, al trasladar a este enclave una asignatura obligatoria de segundo curso: Deportes Náuticos. En él aprenden principalmente el manejo de las embarcaciones de vela, y lo hacen en el ‘Else’, cedido por ANSE, gracias a un acuerdo de colaboración. “Hemos dado un salto de calidad empleando grandes buques, como éste. La idea es que todos los alumnos puedan ir en la embarcación como si de la propia tripulación se tratara. Es una auténtica aula flotante”, comenta Paco Segado, docente desde hace más de dos décadas de la Universidad Católica. “Desde sus orígenes, la Universidad ha apostado por estas disciplinas, ya que nuestro fundador, José Luis Mendoza, cartagenero, era un gran amante de ellas. Ahora, al colaborar con ANSE se pretende también que cada salida al mar esté asociada a alguna acción medioambiental, bien sea de limpieza o para conocer la riqueza marina de nuestro litoral”, añade Segado.  

Se trata de una iniciativa pionera que busca que el alumnado “se familiarice con las maniobras y la terminología náutica, para que sea capaz de hacer frente a cualquier tipo de navegación, bien en este tipo de barcos o de menor eslora”, explica Paco Cózar, socio de ANSE y patrón del Else. “No es un barco moderno, por lo que las maniobras no están automatizadas, y en parte necesitas destreza y fuerza física, además de conocer el mar. Igualmente se trabajan valores muy bonitos, como la labor en equipo, ya que el patrón no es nada sin la tripulación, desde la persona que cocina hasta el último aprendiz, que te puede hacer una pregunta que te enseñe algo” puntualiza.  

“Es una suerte tener esta oportunidad que nos permite aprender mucho más que en clases tradicionales en el Campus. Hoy, por ejemplo, hemos aprendido a arbolar el mayor y el segundo foque; también hemos bajado al camerino y conocer nudos nuevos, como el ballestrinque, que aún no sabíamos hacer”, asegura Matías Álvarez, alumno de San Javier, quien junto al resto de sus compañeros espera ansioso una próxima sesión, ya en alta mar.